jueves, 26 de junio de 2008

Situación comerciable ajena

Revelación no enteramente traducida de las palabras que utilizaron para el relato.

Irreverente, oh criatura de ríos inversos que suben montañas y desembocan en el cielo, ¿te diste cuenta hoy cuando decías que no dijiste nada sino aquello?

Esperaste hora y media, te escapaste de su voz y al final, cuando en tu acelerada respiración tus entrecortadas palabras sólo murmuraban mi nombre, supe que te quería lejos y en silencio. Ahh, y ese suspiro que lancé cuando ya sentados me dijiste tu abrigado "te quiero", ese suspiro era la lástima que no contuve, criatura de cielos ajenos, la lástima que me da que no la querrás y ella si te quiera.
Esperaste hora y media y no supiste que cuando te vi que venías me fui al parque a esperarla también, quizás si no llegaba te abatía el silencio, quien iba a saber que la condenada doña Julia y ese perro maldito te dirían que ya llevaba hora y media esperando, más para que corrieras y así.
Pero criatura que espera, ya te fuiste. Ella llamó hace diez minutos, preguntó por vos, preguntó que si seguías por acá, que si te había visto y que te dije. Quería saber si yo dije algo por ustedes, ella sabe que la quiero.
Ay criatura, hora y media y de por gusto, ya no era para más que le mintieras; decirle que venías por el libro que te devolví hace dos semanas. Y que vas a creer que le dije, claro que no le dije a que venías, pero como hacés eso y siendo ella así conmigo.

Yo me fui, te lo digo, me fui hace ya un rato, como quince minutos luego de que te fueras. No pasé por la casa, olvidé el trabajo por el que iba y del parque regresé a la parada. No quería saber mucho, pero te digo que viniste y me di cuenta. ¿Y ahora como escapo, si no quiero que ella sepa? Menos mal que jamás esperaría ella eso de vos, pero yo solo te quiero lejos.
Criatura por favor, entendé, yo no soy de ese tipo de chero.

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