domingo, 8 de junio de 2008

Décimo-primera Situación Comerciable




Frente a aquella pantalla plana, negra y vacía, cuyo cable cuelga desconectado sobre los libros del suelo, se encuentra ahogándose en silencio una joven de ojos grises.

Se ha vaciado la vida en las manos, la observa detalladamente pedazo por pedazo, mientras los colores se le salen por las uñas y los brazos.
Dice ella que solía ser viva, con piel bronceada y profundos ojos negros, dice que sonreía y hablaba y esporádicamente decía algo...

Se agacha enumerando lo que le falta, las pérdidas que ella misma se ha causado. Y las que no. Se agacha y mientras crece el charco de sí al rededor suyo, se lamenta por que la soledad también la ha abandonado, dejándola con pequeñas cicatrices del camino recorrido y un par de heridas aún frescas.
No hay sonidos en el ambiente, pero la voz de Bunbury le rebota en los oídos, recalcando lo sucedido. Se disfraza de inexplicable lo extraño y colándose por donde se escapan los lunares, se dirige a la cabeza, obligándola a no olvidar lo que estalla.

Cuando finalmente se levanta, dejando todo caer, ya ha perdido hasta el color de la sangre, quedando transparente y anciana, quedando completamente olvidada.
Cuando finalmente se levanta deja en el suelo la piel, la sangre y todo lo que tuvo antes de sentarse. Ha aventado el cansancio, la fuerza y la suerte, ha colocado en fila todas las heridas y en circulo las cicatrices. Los lunares flotan deambulando entre lo que era ella y se ríen ante cada marca inexperta.

El cabello de la joven medusa rehusa desprenderse de la cabeza, armándola de nudos en la mente y mordidas en el cuello. Y la música, que flota mas ligera que el aire, sofoca la habitación y entre esta también a ella, obligándola a caer finalmente acostada al suelo, a absorber todo de nuevo para levantarse al amanecer y terminar la rutina del control y lo supuesto.



Has tenido la furia consentida, la que sin duda merecías,
los chicos se arrodillaban al verte pasar, como un profeta,
o un mesías, tú pronosticabas lo que iba a suceder.
Un fallo lo tiene cualquiera, cualquiera menos tú.
Tenías el touch, y el don especial, tocado por la mano de dios,
¿qué es lo que pasó?, ¿quién se ofendió?

1 comentario:

Anónimo dijo...

entre dos veces a tu flog, y ya creo q te quiero!


me fui huyendo de El Salvador, creyendo q por ahi no habia mucha gente q pensara.......


estaba en un error...