viernes, 1 de agosto de 2008

Yo no soy güebierno.

La última vez que lo vio tenía los ojos hinchados, la sonrisa torcida y el dolor en las manos, no era bueno verlo así. La última vez que lo vio no se atrevió a decirle nada, era difícil decirle algo en ese estado y mas con el rencor que él llevaba consigo. Las burbujas salían de su pecho, como que fuera el poema que leía cuando no pensaba en nada, ese que era real...

Él es lo de menos, se decía para calmarse. Claro que seguía allí en algún lado, escapándose a cada huida que lo sacara. Pero entre menos lo arrinconara para verlo, mas difícil era que que se sintiera todavía allí dentro. Ese dolor en el estómago, que si no se piensa y se sigue comiendo eventualmente desaparece y no vuelve.

-Bah! No sirve para nada seguir leyendo esto mujer, bien sabés que no lleva a nada.

-Sí, pero no se me viene nada...

-Entonces no leas esas mierdas, es simple...

-¿Y siempre tenés conversaciones tan bien estructuradas?

-No, rara vez para ser sincera...

-Bueno, pero ¿vas a dejar de leer esa mierda?

-Dejame pensarlo...

Se levantó de la silla desesperada, era difícil aceptar esa clase de insultos para lo que pensaba. Mas si ni siquiera lo estaba escribiendo, o diciendo... No era justo que vinieran a decirle eso, criticarla de manera tan fría si ella no estaba desperdiciando ninguna clase de algo como para que fuera realmente molesto el pensamiento.
No supo para donde caminar, y encontró un rumbo sin dirección, siguiendo manchas aleatorias en el asfalto. La noche empezaba con los pequeños silencios y la oscuridad que comienza siempre, con ese tono celestoso que se mete en los ojos como pasta hasta que la oscuridad es completa. Y los pasos la llevaron en su rabia a donde siempre llegaba sin darse cuenta: ningún sitio conocido.
Sentóse en la orilla de la acera y observando el movimiento de las hojas con un viento que no pertenecía a ese sitio, notó en su entorno un final desconocido.

-Dijiste que ibas a dejar esas mierdas. ¿Qué tenés?

-No... esta nostalgia maldita del final de las vacaciones vos, pero ya dejo, no te preocupés.

-¿Ya comiste? Te invito a comer para que pensés en otra cosa.

-Gracias, ya llego, esperame...

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