martes, 22 de julio de 2008

Luego del resto

Sí, todos son unos cobardes, completos e inútiles cobardes.
Cuesta tanto darse cuenta de la cobardía que sufre la gente, por lo menos la que me rodea. Eso de temerle a que los conozcan, o a despedirse, a tener cualquier tipo de contacto o siquiera eso de decir la verdad. Cobardes con mayúscula y muchos signos de admiración, cobardes recalcados con marcadores amarillos o luces neón. Cobardes, son unos malditos cobardes que me enseñan día a día a sólo ser otra cobarde mas.

Silvio cantó sobre la cobardía:

"La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí­.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar."

Y Silvio tiene razón.

Pero mas allá de la maldita cobardía que nos ataca es necesario quejarse, lamentarse y maldecir lo que la cobardía ha provocado. Es decir, que huir sea mucho mas que solo una opción, que se convierta en la única. Que al huir sea indiferente la despedida y que una vez lejos se rehuse a toda posible cercanía.

Ah, malditos seamos los cobardes por dejarnos consumir por nuestra naturaleza.
Y en lo que resta, ya lleva ratos abajo y el mayor sufrimiento físico prolongado hasta ahora:



Ya sin miedo se incorporó frente a los tres doctores que la observaban. Se secó las lágrimas disimulando, mientras uno de ellos le sonreía ofreciéndole un brazo para caminar. Intentando sonreirle de regreso, ella tomó el brazo y murmuró palabras incomprensibles, que luego olvidaría. Sintió la soledad, la anestesia y el frío, y tambaleándose se dejó llevar al momento mas cercano.
Al despertarse no recordó mucho, únicamente el olvido del día antes del anterior y la soledad del que le siguió. Reconoció en la incomodidad del vacío los hilos que mantenían los pedazos de piel unidos y se negó a llorar de nuevo, pues sabia que mas allá de esos hilos, ya no quedaba nada. Y aunque no escuchó, la voz del otro lado insistía que más allá de la condena quedaba todavía una vida.
Tragó las pastillas con agua fría, no valía ese día para mas que contar los instantes de lucidez, por lo menos hasta que ya no hubiese dolor.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

hey, ¿estás bien?
bueno, espero que sí.
es decir, cuando menos físicamente.
las otras dolamas son parte inamovible del oficio de vivir.
bueno, así dice la gente. aunque si me preguntan a mí no estaría mal que un buen día de estos nos cansemos de tanto y tanto desencuentro y empecemos a...
:)

saludos

Amanda dijo...

Físicamente no estoy bien =) lastimosamente sufro las necesarias, la foto está arriba y el resto, es el resto pues...