martes, 2 de diciembre de 2008

Situacion No-Comerciable a teclas de la Pelusa

Se fueron muriendo, de una en una todas las que habías logrado rescatar.
Tú siempre supiste lo que pasaría al llegar esta hora, siempre rehusaste decírselo. Ahora la ves, sentada en la misma silla de siempre, con el mismo cigarro y el mismo pañuelo, tecleando botones en los que ya no se distinguen las manchas blancas que solían tener. Sabes que está pensando en ti, que no borra ni tu rostro ni tus palabras. Sabes que está esperando lo que no va a pasar: que te des cuenta de repente lo que espera de ti; y vayas a ella y le entregues lo que quiere.

Se fueron muriendo, de una en una todas las esperanzas de lograrlo, mientras la espalda se curvaba y el humo flotaba en la espera del amanecer.
Y aun así nunca se lo dijiste, que no sabias, ni le diste el beso que quería.
La fuiste acostumbrando a sentarse en ese rincón y olvidar lo que eras para ella.

Y no va a ser mejor, no si sigues viéndola. Ella seguirá en esa silla vieja que con los días le arruina un poco más la vida. Y tú seguirás esperando que ella se levante y te diga que quiere que vayas allá, donde no queda otra cosa que un par de sueños. Y saques uno y se lo des, le pidas que lo siga.

Es el ayer lo que la conquista, son los recuerdos los que la alimentan, que la sonrisa le regalan. Pero tú sabes que no puedes hacerla volver, recuperar a la niña que alguien borró antes de tu llegada. No puedes y lo sabes, y por eso te has ido acomodando donde la ves, en la espera de un milagro...

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