
Eventualmente... eventualmente!
Las mascaras del silencio se fusionaban con la piel, sin esperar mucha diferencia, sin intentar cambio alguno. Pero los silencios no llegaban y las soledades se aburrían en los trenes camino a donde no estaban.
No eran minutos, ni siquiera agujas las que insistían, pero el tiempo corría cual competencia internacional.
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